Introducción
   

 

Los hongos son un grupo de organismos muy abundantes en la naturaleza  que  incluye especies con patrones de distribución amplios, aunque también pueden existir otras con áreas de distribución más restringidas. Se les puede encontrar prácticamente en cualquier tipo de sustrato orgánico vivo o muerto. Actúan como descomponedores de la materia orgánica junto a bacterias y artrópodos, desarrollándose frecuentemente sobre restos vegetales como cortezas, troncos, hojas, semillas e inflorescencias. A su vez, degradan alimentos y productos industriales como papel, plásticos, madera, textiles, etc. Muchos son patógenos de plantas y animales, incluido el hombre. También son utilizados en la producción y obtención de numerosos metabolitos como antibióticos, ácidos orgánicos, enzimas, alcohol y otros, siendo muy empleados en estudios citológicos, genéticos y bioquímicos.

 

Los hongos son valiosos económicamente en diferentes aspectos. La producción de hongos comestibles constituye una de las mayores industrias en Europa y Asia. Existen alrededor de 50 especies de hongos cultivadas a escala comercial en el mundo (Guzmán, com. pers.). Sin embargo, el número de especies consideradas como comestibles es mucho mayor, por ejemplo en China se reportan 657 especies comestibles (Mao, 1988).  Hay un creciente interés en aumentar el número de especies que se cultivan. En 1992 en los Estados Unidos de América los ingresos, solo por este concepto, oscilaron alrededor de los 700 millones de dólares. En este aspecto no solo se tiene en cuenta el cultivo de los hongos sino también el aprovechamiento de los hongos silvestres.  Por ejemplo, en ese mismo año en la costa del Pacífico de Estados Unidos se recolectaron 1,82 millones de kilogramos de hongos con un saldo económico de 41,1 millones de dólares (Amaranthus y Pilz, 1996). Los hongos comestibles no solo son una fuente de proteínas y vitaminas, sino que también muchas de las especies incluidas en este grupo tienen propiedades medicinales. La levadura Saccharomyces cerevisiae, después de la autólisis es un alimento para humanos usado ampliamente en el mundo.  

 

Entre los primeros alimentos fermentados por el hombre al inicio de la civilización se encuentran los producidos por los hongos como son quesos y productos derivados, el pan, las cervezas y los vinos. Con el transcurrir del tiempo se descubrieron muchos otros alimentos y bebidas fermentadas.  Las comidas y bebidas asiáticas y orientales basadas en fermentaciones fúngicas (frecuentemente por Aspergillus)  incluyen: ang-kak, hama-natto, laochao, oncom merah, ontojam, sufu, tape, tempeh, sake, shoyn, miso, scocho y mizaume.  Las bebidas lácteas fermentadas en la que intervienen hongos son el kefir (Cáucaso), kumiss (Rusia), leben (Egipto), mazu (Armenia) y yoghurt (Bulgaria).

 

Desde hace años los hongos se utilizan en la industria para la producción de sustancias como alcohol, ácido cítrico y otros ácidos orgánicos, varios tipos de enzimas y riboflavina, entre otras. La producción de enzimas y otros metabolitos utilizados comercialmente alcanza valores de varios billones de dólares en la industria. Por ejemplo, las ventas de los metabolitos fúngicos ciclosporina A y lovastatina, exceden el billón de dólares anuales. Existen compañías que tienen programas para la producción de productos naturales con la utilización de miles de cepas microbianas al año, como son  la Abbott, Merck y Pfizer (E.U.), la Hoechst (Alemania), la Glaxo y Xenova (Reino Unido), la Sandoz (Suiza) y la Fujisawa y la Nippon Roche (Japón), entre otras  (Bills, 1995).

 

Estos organismos también han sido utilizados para fermentar residuos orgánicos sólidos en productos útiles como el metano y los fertilizantes. Algunos hongos tienen la capacidad de degradar la lignina, proceso que no es muy frecuente entre los seres vivos.  Por esta capacidad se utilizan para la obtención de alimento animal a partir de residuos lignocelulósicos de las cosechas que de otra forma contaminarían el ambiente. También como substitutos de los reactivos químicos en la industria del papel y pulpa. Los hongos se comienzan a utilizar en otros procesos como son la decafeinización de residuos del café, la descomposición de contaminantes basados en hidrocarburos, la denitrogenación de substratos enriquecidos, el filtrado de bacterias perjudiciales de vertimientos de agua y la concentración y destrucción de contaminantes basados en metales pesados.   

 

En la agricultura los hongos patógenos originan pérdidas de billones de dólares. Estos organismos son los principales agentes causales de una gran variedad de enfermedades en las plantas y se ha calculado que más de las ¾ partes de las pérdidas por enfermedades en los cultivos agrícolas se deben a los hongos. En el momento de la aparición de la roya de la caña de azúcar en Cuba en la zafra 1979-1980 esta enfermedad le ocasionó al país pérdidas estimadas en 500 millones de arrobas de caña por lo que dejó de exportarse alrededor de un millón de toneladas de azúcar, unos 100 millones de dólares (Rodríguez, 1995).

 

Los hongos causan extensos daños cuando se introducen accidentalmente en hábitats de los que no son nativos.  Con el incremento de la presión para reducir las barreras comerciales, se requiere conocimiento de los hongos que pudieran influir drásticamente en la agricultura y la práctica forestal. Esto ayudaría a desarrollar mejores regulaciones cuarentenarias.

 

Estos organismos también producen enfermedades importantes en el hombre y los animales. Las más comunes son las micosis superficiales que afectan el pelo, la piel y las uñas produciendo, entre otras, las llamadas tiñas, aunque algunas especies también originan enfermedades sistémicas en ocasiones mortales.  Hace unos años se consideraba que el número de hongos de importancia clínica era relativamente bajo, pero en la actualidad las investigaciones en micología clínica y particularmente las relacionadas con las infecciones que pueden afectar a pacientes inmunodeprimidos, muestran que existen alrededor de 300 especies de hongos que pueden producir infecciones diversas en humanos (de Hoog & Guarro, 1995). Esto es sin contar con que además existe una cantidad relativamente considerable de especies de hongos productoras de micotoxinas que originan diferentes afectaciones en humanos y animales.

 

Estos organismos, además, juegan un importante papel en el biodeterioro de materiales.  Este consiste en cualquier cambio indeseable en las propiedades de un material dado en virtud de las actividades vitales de los organismos.  Algunos de los materiales que los hongos pueden dañar son los siguientes:  alimentos para animales, granos,  materiales de construcción, piedra, equipos eléctricos, comida, combustible, cristal y equipos ópticos, piel, carne, monumentos, pintura, papel, poliuretano, madera, textiles, tabaco y otros. Por este concepto causan enormes pérdidas al hombre  

 

Sin embargo los hongos también pueden ser beneficiosos como agentes de control biológico. Se usan para mantener a los patógenos  - insectos, nemátodos, otros hongos, malas yerbas - en un nivel en el cual ya no constituyen un problema. En este grupo se encuentran los hongos entomopatogénicos, nematófagos, fitopatogénicos y micoparásitos. Modernamente han adquirido una gran importancia debido a la necesidad de eliminar la contaminación ambiental provocada por los pesticidas químicos.  Con ellos se han elaborado micopesticidas que controlan estos agentes causantes de enfermedades y plagas, disminuyen considerablemente las perdidas económicas y ayudan a mantener el equilibrio ecológico en los agroecositemas.

 

De igual manera, un buen número de hongos se asocian con las raíces de la mayoría de las especies de plantas (90%) constituyendo las micorrizas.  En este tipo de asociación las plantas pueden obtener un aumento de su suministro de fósforo, de nitrógeno o de ambos elementos. La correcta manipulación de la inoculación micorrízica ayuda a la disminución de la contaminación ambiental provocada por el abuso de los fertilizantes químicos y nos lleva hacia una agricultura y práctica forestal sustentable. En Cuba se han elaborado biofertilizantes como el MicoFert®. Este se aplicó sobre 8 millones de posturas de cafeto en 1993 y en 1994 se inocularon 23 millones. En 1994, la aplicación de micorrizas ahorró 140 000 pesos M.N. por cada millón de plántulas inoculadas.

 

Los líquenes han sido utilizados como bioindicadores de la contaminación ambiental (LeBlanc, 1969). Se pueden completar y hasta sustituir los dificultosos análisis químicos de los gases al conocer la vegetación de líquenes en regiones no contaminadas y al observar como la composición y la abundancia de la misma disminuye al acercarse a zonas con fuentes de contaminación, hasta desaparecer completamente en regiones con altas concentraciones de sustancias nocivas en suspensión (Gilber, 1965). Además, los análisis químicos se refieren solamente a los lapsos de la medición, mientras que los líquenes muestran los efectos de la contaminación durante largos intervalos de tiempo.

 

De todo lo anteriormente expuesto se deduce el importante papel que juegan los hongos en los distintos ecosistemas, tanto naturales  como antropizados, así como el uso que de la micobiota hace el hombre para la satisfacción de  sus necesidades.  Por lo tanto, es fácil comprender la necesidad de conservación de esta diversidad y de su germoplasma.

 

El conocimiento de la diversidad fúngica es especialmente importante hoy en día como punto de partida para el monitoreo de estos organismos y sobre todo para su conservación y uso racional. En comparación con las plantas y los animales superiores, los hongos, a pesar de su importancia y elevado número, han sido poco estudiados. Hawksworth (1991, 1993) estima que deben existir aproximadamente 1 500 000 especies, de las que sólo se conocen alrededor de 70 000, lo que representa el 5 % del total estimado. Se considera que la diversidad fúngica ocupa el segundo lugar en número entre todos los organismos vivos, solo superada por la de los insectos.

 

Realmente el número de especies fúngicas en el mundo es considerable, pero difícil de precisar con exactitud. Muchos organismos son microscópicos y requieren de un examen cuidadoso y/o del cultivo en medios artificiales usando protocolos especializados para su identificación y clasificación. Como resultado de su habilidad para ocupar y explotar un amplio rango de substratos los hongos pueden ser encontrados prácticamente en cualquier tipo de materia orgánica, no obstante la mayoría de ellos no se han  muestreados extensivamente.

 

Numerosas especies fúngicas pueden coexistir en micronichos de sus fuentes de nutrientes. Por ejemplo, de 300 a 400 especies se obtuvieron de muestras replicadas a partir de un mililitro de suspensión de hojarasca de un bosque tropical en Costa Rica (Bills y Polishook, 1994). Entre el 40 y el 60 % de estas especies fúngicas aisladas fueron raras o no identificables. También, se puede resaltar que de los 133 registros de hongos sobre Helianthus annus L., 92 provenían de un estudio de hongos microscópicos aislados de aquenios en Georgia (Bills, 1995). Estos datos sugieren que los estimados de la diversidad de especies pudieran ser solo un aproximado de lo que existe realmente.

 

Cuba es el principal centro de especiación de las Antillas debido a su mayor tamaño y al aislamiento geológico que presenta desde principios del Terciario. A este endemismo contribuyen, además, las diferencias altitudinales y las peculiaridades litoedáficas. La diversidad de ecosistemas y paisajes está relacionada a la alta diversidad de las especies: aproximadamente unas 6 500 especies de plantas vasculares (con un endemismo por encima del 50 %) y más de 19 600 especies descritas para la fauna pertenecientes a diferentes grupos, que representan en opinión de los especialistas sólo el 50 % de la cantidad estimada para la Fauna Cubana, principalmente en grupos de invertebrados, cuyo endemismo está calculado en un 42 %. Los vertebrados agrupan a 612 animales, de los cuáles son endémicos: 15 mamíferos, 91 reptiles, 43  anfibios, 23 peces  y 22 aves. Alrededor del 10 % de la fauna y el 2 % de las plantas vasculares son consideradas amenazadas o en extinción (Vales et al., 1998).

 

El conocimiento de la biota cubana es aún incompleto en muchos grupos de organismos. Está relativamente estudiada la flora de plantas vasculares, algunos grupos de invertebrados terrestres como escorpiones, moluscos y zoonemátodos y de los vertebrados, las aves y murciélagos. La fauna marina en general está mejor estudiada que la terrestre y sus relaciones ecológicas más conocidas. Los microorganismos cuentan apenas con  10-15% del total estimado de su diversidad potencial, los grupos de mayor incidencia en las esferas productivas y de la salud acumulan más datos.

 

En el Estudio Nacional sobre la Diversidad Biológica en la República de Cuba (Vales et al., 1998) se calculó que debía existir un estimado de 48 240 especies de hongos en nuestro país, incluyendo los líquenes y mixomicetes. Sin embargo, como se aprecia  en la Tabla 1 el número de especies conocidas era de 3728 lo que representaba  solamente el 7.7 % del  total estimado.

 

Tabla 1. Diversidad fúngica de Cuba, según el Estudio Nacional sobre la Diversidad Biológica en la República de Cuba (Vales et al., 1998). 

 

DIVERSIDAD DE LA BIOTA CUBANA

Grupos taxonómicos principales

Cantidad de especies

Ambientes donde se desarrollan

 

Conocidas

Estimadas

Marítimos

Terrestres

Fluviales

Myxomycota

29

40

 

29

-

FUNGI    Deuteromycetes, Zygomycetes,  Basidiomycetes y Ascomycetes  no liquenizados

2 711

40 200

44

2 667

?

Líquenes               

988

8 000

 

988

-

Totales

3728

48 240

44

3 684

?

 

Estos datos confirman que en Cuba el estado de conocimiento de la diversidad fúngica es un “punto crítico”, de la misma manera que ocurre para otros grupos de organismos.

 

Este desconocimiento justifica la necesidad de implementar inventarios y monitoreos de nuestra micobiota para describir y conservar las especies fúngicas, sobre todo teniendo en cuenta que estos estudios son la base de futuras investigaciones básicas y aplicadas, y que el mantenimiento de la diversidad fúngica en general, puede ser dependiente de las prácticas de manejo (Keizer, 1993).

 

En general,  el conocimiento sobre los hongos por la población es mucho menor que el de otros grupos de organismos vivos. De ellos, solo los macromicetos son identificados por el público en general y  de acuerdo con las tradiciones de cada grupo cultural, serán aceptados o señalados como algo peligroso que hay que eliminar. Por lo que una estrategia de divulgación de este grupo es especialmente importante para la conservación de los mismos.

 

De todos los hongos, los más conocidos son los comestibles y venenosos, luego  en menor grado los patógenos o más bien, las enfermedades que ellos producen.  En algunas regiones son importantes para los habitantes las bebidas y otros alimentos en cuya fermentación intervienen hongos.

 

En el caso de Cuba, el conocimiento que de los hongos tiene la población es en general muy pobre.  Realmente no existe tradición en la utilización de los hongos para la alimentación, en la  medicina o en otra esfera de la vida humana.

 

Los hongos no son plenamente considerados cuando se trata de la conservación de la naturaleza.  Por lo general no se toma en cuenta la diversidad fúngica a la hora de tomar decisiones en cuanto a la protección de áreas, ecosistemas, etc.  En Cuba solo se conoce un caso de un área protegida -la Reserva Natural Hoyo de Bonet,  en la Sierra de Cubitas, provincia de Camagüey- en la que se tomó en cuenta algunos datos sobre la micobiota del lugar para la argumentación de su propuesta de protección (Méndez et al., 1990).

 

De la misma forma, por deficiencias en el conocimiento de la mayoría de las especies, hay dificultades para la  ubicación de éstas en categorías conservacionistas  y la elaboración de las Listas y Libros Rojos. Para la confección de estas listas es necesaria la creación de bases de datos nacionales y regionales que recojan todos los datos  ecológicos y de distribución de las especies.

 

Debido al pobre conocimiento de los distintos grupos de hongos, se podría esperar que sin una estrategia de conservación de los mismos, los esfuerzos podrían dirigirse hacia los grupos más conspicuos como son los macromicetos y los macrolíquenes.

 

La elaboración de esta  estrategia de conservación de los hongos en Cuba es uno de los objetivos cardinales del proyecto internacional “Hongos del Caribe” auspiciado por la Iniciativa Darwin, del Reino Unido. En general los pasos que se siguieron para dar respuesta a este objetivo son los que proponen Miller y Lanou (1995) para realizar la planificación de la Biodiversidad a escala de país.

 

Al inicio del proyecto se realizó un trabajo en grupo para identificar de forma preliminar los vacíos de información, basándonos en el diagnóstico que se hizo en el Estudio Nacional sobre la Diversidad Biológica en la República de Cuba (Vales et al., 1998) y en el conocimiento de los especialistas participantes en el trabajo. Posteriormente se le asignó diferentes roles a cada miembro del proyecto para garantizar que se pudiera recopilar el mayor número de datos posibles de los aspectos que se iban a contemplar en el diagnóstico actual.

 

Durante la ejecución de este trabajo se consultó toda la información existente sobre estos organismos en las bases de datos del proyecto. Estas bases se alimentaron a partir de los datos que hay en ceparios y herbarios del área, así como de la revisión de la literatura micológica donde se citan hongos cubanos. Cuando fue necesario tambien se consultó a especialistas cubanos de diferentes instituciones donde se desarrollan líneas investigativas relacionadas con el estudio de los hongos.

 

A continuación se relacionan las instituciones cubanas que aportaron bases de datos de sus colecciones o bibliográficas a la base de datos del proyecto.

 

1.   Jardín Botánico Nacional de Cuba (JBN), Ministerio de Educación Superior (MES).

2.   Instituto de Ecología y Sistemática (IES), Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).

3.   Instituto de Medicina Tropical  “Pedro Kouri² (IPK), Ministerio de Salud Pública (MINSAP).

4.   Instituto de Investigaciones de la Agricultura Tropical (INIFAT), Ministerio de la Agricultura (MINAGRI).

5.   Centro de Información de las Colecciones Cubanas de Cultivos Microbianos, (CITMA).

 

Después de realizar la actualización del estado de conocimiento de los hongos en Cuba, se procedió a la evaluación de la información y a la identificación de los puntos críticos o lagunas; para lo cual se confeccionó una matriz DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades). A partir de esa matriz DAFO, mediante varias sesiones de discusión de trabajo en grupo, se procedió a trazar la proposición de estrategia y del plan de acción.

  

La estrategia y el plan de acción se sometieron a la aprobación de los especialistas de otras instituciones cubanas y extranjeras en talleres o conferencias organizadas en los eventos científicos que se relacionan a continuación:

 

1.    Biosfera’98, Ciudad de la Habana, Cuba, noviembre de 1998.

2.    II Taller de Colecciones de Cultivos Microbianos. Ciudad de La Habana, Cuba, marzo de 1999.

3.    III Congreso Latinoamericano de Micología. Caracas, Venezuela, agosto/septiembre de 1999.

4.    VI Simposio de Botánica. Ciudad de la Habana, Cuba, febrero del 2000.

5.    Symposium of Tropical Mycology. Liverpool, Reino Unido, abril del 2000.

6.    XIV Forum de Ciencia y Técnica (Segunda Fase). Base y Municipio, Ciudad de la Habana, Cuba, 2000.

7.    Symposium Flora of the Greater Antilles 2000. New York, E.U.A., junio del 2000.

8.    IV Congreso Latinoamericano de Micología. Jalapa, México, mayo del 2002.

9.    7th International Mycological Congress (IMC7). Oslo, Noruega, agosto del 2002.

 

La Estrategia de Conservación de la Diversidad Fúngica en Cuba consta de dos partes, en la primera se ofrece una visión del estado de conocimiento y conservación de los hongos en Cuba por grupo taxonómico y en los diversos hábitats donde se desarrollan, además se analizan aspectos tan importantes como: legislación ambiental, educación ciudadana, infraestructura y recursos humanos con que cuenta nuestro país para las investigaciones micológicas. En la segunda parte, a partir de las lagunas o vacíos identificados, se proponen las metas y objetivos de la Estrategia y un Plan de Acción.

 

 
 
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